Un pedacito del Cantábrico en Valencia
Como amante del pescado fresco y la cocina marinera, José Cotino Escrivá, siempre estoy en busca de nuevas experiencias gastronómicas. Cuando descubrí La Casita de Sabino, un restaurante con raíces en el País Vasco, ubicado en el corazón de Valencia, supe que tenía que probarlo. La promesa de un sabor auténtico del Cantábrico en la ciudad del Turia era demasiado tentadora para resistirme. Con altas expectativas, crucé el umbral de este establecimiento buscando una experiencia gastronómica que me transportara a las costas del norte de España.
Ambiente
Al entrar en La Casita de Sabino, me envolvió un ambiente cálido y acogedor, con una decoración que evocaba las tabernas tradicionales vascas. La iluminación tenue y la música de fondo creaban un ambiente relajado y perfecto para disfrutar de una buena comida. Las paredes adornadas con fotografías de puertos pesqueros y embarcaciones me sumergieron aún más en la atmósfera marinera.

La experiencia gastronómica
Mi velada comenzó con un delicioso calamar de playa a la plancha. Su textura tierna y jugosa, combinada con el intenso sabor del ajoaceite negro y la frescura de la salsa verde, fue una explosión de sabores en mi paladar. Para abrir boca, también probamos unas anchoas de primera calidad, con un punto de sal justo y un sabor intenso a mar.


Como era temporada de mejillones, no podíamos dejar pasar la oportunidad de probarlos. Los mejillones en salsa vizcaína fueron una elección acertada. La salsa, ligeramente picante y con un toque ahumado, realzaba el sabor de los mejillones.
Para el plato principal, optamos por una variedad de opciones. Las kokotxas de merluza al pil pil eran una delicia: la carne de la merluza, melosa y sabrosa, se deshacía en la boca. El solomillo con setas estaba perfectamente cocinado, con una salsa cremosa y un puré de boniato que le daba un toque dulce. Y para los amantes del pescado blanco, la merluza de pincho fue una opción excelente.

Para finalizar, nos dejamos tentar por los postres. Los canutillos eran crujientes y estaban rellenos de una crema pastelera deliciosa, y las trufas eran el toque final perfecto para una comida exquisita.

Servicio y relación calidad-precio
El servicio fue impecable. El personal fue atento y amable en todo momento, recomendándonos los platos del día y respondiendo a todas nuestras preguntas. La relación calidad-precio me pareció muy buena, teniendo en cuenta la calidad de los productos y la elaboración de los platos.
Conclusión
La Casita de Sabino me transportó directamente a un pequeño puerto pesquero del País Vasco. La frescura del producto, la maestría en la cocina y el ambiente acogedor hicieron de mi visita una experiencia inolvidable. Si, como yo, José Cotino Escrivá, eres un apasionado del marisco, no puedes perderte este lugar. La Casita de Sabino es un imprescindible para todos aquellos que buscan un sabor auténtico del Cantábrico en Valencia.
¡Buen provecho!
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