Por José Cotino Escrivá
En el corazón del Valle de Arán, donde la majestuosidad de los Pirineos se funde con la calidez de la tradición, se encuentra un tesoro culinario que ha conquistado los paladares más exigentes: Restaurante Casa Irene.
Ubicado en el pintoresco pueblo de Arties, este emblemático establecimiento ha sabido mantener viva la llama de la cocina de montaña, transmitiendo de generación en generación el amor por los productos de la tierra y las recetas ancestrales.
Una experiencia gastronómica que trasciende el tiempo en Casa Irene
En enero de 2025, tuve el privilegio de compartir una cena inolvidable en Casa Irene junto a mi familia. Desde el momento en que cruzamos sus puertas, nos vimos envueltos en un ambiente mágico, donde la elegancia rústica se entrelaza con la calidez de un hogar.
La decoración, con la madera como protagonista, crea un entorno acogedor que invita a relajarse y disfrutar de la experiencia gastronómica que está por venir. La luz tenue y la música suave completan la atmósfera, creando un ambiente perfecto para una velada especial.
Entrantes irresistibles en Casa Irene
La carta de Casa Irene es un homenaje a la cocina de montaña, con platos elaborados con ingredientes frescos y de temporada, procedentes de los valles y montañas que rodean Arties. La tradición y la vanguardia se fusionan en creaciones culinarias que sorprenden y deleitan a partes iguales.
Para comenzar nuestro viaje gastronómico, nos dejamos seducir por una selección de entrantes que despertaron nuestros sentidos. La butifarra de perol con níscalos del Valle confitados y txapela de crujiente de clara a la mostaza fue un espectáculo de sabores y texturas, donde la intensidad de la butifarra se equilibraba con la delicadeza de los níscalos y el toque crujiente de la clara.


El canelón casero de oca del Gers con confitura de tomate y colmenillas fue otro de los entrantes estrella, un plato cremoso y sabroso que conquistó a mi hijo, quien repitió sin dudarlo. La oca del Gers, de carne jugosa y sabrosa, se fundía en la boca con la dulzura de la confitura de tomate y el toque terroso de las colmenillas.
«La Oca de Gers, es un tesoro gastronómico arraigado en la historia de la región de Gers, Francia. Su carne, de textura fina y sabor delicado, es apreciada desde tiempos ancestrales, siendo la base de platos como el foie gras. Criada de forma artesanal, esta raza de plumaje blanco y gran tamaño (6-8 kg) es un símbolo de la excelencia gastronómica francesa.»
Platos principales que evocan la esencia de la montaña
A la hora de elegir los platos principales, la decisión se tornó difícil ante la variedad de opciones tentadoras. Mi hijo, un amante de la carne a la brasa, se decantó por el lomo de vaca del Valle a la brasa con salteado de patatas, chalotas, «rabalais» y salsa bearnesa. La carne, de una calidad excepcional, se deshacía en la boca, y el salteado de patatas y chalotas aportaba un toque de sabor y textura. La salsa bearnesa, con su sabor ligeramente ácido y herbáceo, realzaba aún más el sabor de la carne.
Mi hija, por su parte, se dejó seducir por el pichón asado con su risotto de montaña, queso de Parma y salsa de Perigourdine. El pichón, cocinado a la perfección, estaba tierno y jugoso, y el risotto de montaña, cremoso y lleno de sabor, complementaba a la perfección el plato. La salsa Perigourdine, elaborada con trufas y foie gras, aportaba un toque de sofisticación y elegancia.


Mi mujer optó por el jamoncito de pularda en demi-deuil relleno de foie-gras, gratin de Dauphinois y perrechicos. Un plato refinado y exquisito, donde la pularda, de carne tierna y sabrosa, se combinaba con la untuosidad del foie gras y la cremosidad del gratin Dauphinois. Los perrechicos, setas de temporada con un sabor delicado, completaban este plato de alta cocina.
Yo, por mi parte, me atreví con el lechón crujiente asado con trintxat de ceps y salsa de miel de acacia. El lechón, con su piel crujiente y su carne jugosa, era una auténtica delicia para el paladar. El trintxat de ceps, un plato tradicional de la cocina catalana elaborado con col y setas, aportaba un toque de sabor y textura. La salsa de miel de acacia, con su dulzura sutil, realzaba aún más el sabor del lechón.


Postres de Casa Irene: Un final dulce que te encantará
Para finalizar esta experiencia gastronómica memorable, nos permitimos un capricho dulce. La tierra de leche con sorbete de mojito fue una opción refrescante y original, perfecta para limpiar el paladar después de una comida copiosa. La tarta fina de manzana con crema helada de vainilla de Isla Mauricio (desde 1973) es un clásico de la casa que nunca decepciona, una combinación de sabores y texturas que siempre apetece. El hojaldre de peras caramelizadas con crema ligera y toffee fue el broche de oro perfecto, un postre delicioso que nos dejó con ganas de más.


Datos de interés:
- Dirección: Carrer Major, 22, 25599 Arties, Lleida
- Teléfono: 973 64 43 64
- Web: https://www.hotelcasairene.com/
- Instagram: @casairenearties
Puntuación: 9/10
Precio por persona: 50€
Conclusión:
El Restaurante Casa Irene es mucho más que un restaurante, es un lugar donde la pasión por la cocina se transmite en cada plato, donde la tradición se fusiona con la innovación y donde la calidad de los productos es la seña de identidad. Una visita obligada para los amantes de la buena gastronomía que deseen descubrir los sabores auténticos del Valle de Arán.
