Restaurante Athénée en Atenas: elegancia, tradición y sabor en pleno centro de la capital griega

Un hallazgo inesperado entre paseos atenienses

A finales de agosto, durante un viaje familiar a Atenas, dimos con un lugar que, sinceramente, nos sorprendió gratamente: Athénée, un restaurante que combina el encanto de lo clásico con una propuesta gastronómica contemporánea y bien ejecutada.

Lo encontramos casi por casualidad, paseando por el centro de Atenas, en una de esas calles donde la vida bulle entre terrazas llenas de gente guapa y locales con mucho estilo. Era mediodía y la terraza del Athénée estaba repleta de comensales disfrutando de lo que en España llamaríamos un buen vermut: cócteles frescos, copas de vino blanco, platos pequeños para compartir. Todo desprendía ese aire de elegancia relajada que tanto gusta cuando se está de vacaciones.

Nosotros no pudimos sentarnos fuera porque literalmente no cabía ni un alfiler, pero no nos importó: dentro se estaba de maravilla gracias al aire acondicionado, y además el local nos fascinó. El interior es espectacular, decorado como si de un antiguo casino reformado se tratara, con suelos de mármol, techos altos y una barra que es una auténtica joya. Un espacio que transmite historia, pero con el confort de un restaurante moderno.

Terraza del restaurante Athénée rodeada de vegetación y ambiente animado
La terraza de Athénée, siempre llena de vida, se encuentra arropada por un entorno verde que aporta frescor y encanto al corazón de Atenas.
Barra del restaurante Athénée con elegantes butacas azules
La espectacular barra de Athénée destaca por su diseño clásico y las llamativas butacas azules que invitan a disfrutar de un cóctel o un aperitivo.

Cocina mediterránea con guiños internacionales

La carta de Athénée está basada en productos de alta calidad, técnicas modernas y una clara inspiración mediterránea con influencias internacionales. Como veníamos con hambre y ganas de probar varias cosas, optamos por compartir algunos entrantes y pedir luego un plato principal cada uno.

Entrantes para compartir

El primer plato que llegó a la mesa fue una auténtica delicia: queso feta envuelto en pasta filo tradicional, horneado con aceite de oliva virgen extra, miel de tomillo y sésamo negro. Un bocado crujiente por fuera, cremoso por dentro, con ese juego de sabores dulces y salados que funciona tan bien en la cocina griega. Nos encantó.

El segundo entrante fue un plato más moderno: calamar con quinoa, que nos dejó impresionados. El calamar estaba en su punto justo de cocción, tierno pero con textura, y la quinoa aportaba un contrapunto crujiente y fresco. Una combinación sorprendente que, sin duda, volveríamos a pedir.

Queso feta envuelto en pasta filo, horneado con miel de tomillo y sésamo negro
Un clásico de la cocina griega: queso feta crujiente por fuera y cremoso por dentro, con el dulzor de la miel de tomillo y el toque exótico del sésamo negro.
Calamar a la plancha servido con quinoa y aderezo fresco
Un plato sorprendente por su equilibrio: calamar tierno acompañado de quinoa crujiente y sabores frescos que elevan esta fusión mediterránea.

Platos principales

Cada uno eligió su plato principal y hubo para todos los gustos. Uno de mis hijos optó por un clásico que nunca falla: pollo empanado estilo milanesa. Crujiente, jugoso, acompañado de unas patatas perfectas. Sencillo, pero bien ejecutado.

Mi hija pidió una ensalada verde fresca con pollo a la parrilla, crujientes picatostes y aliño de mostaza, ideal para una comida ligera pero sabrosa. El pollo estaba perfectamente cocinado, y la mostaza aportaba un toque de carácter sin resultar invasiva.

Clásico pollo empanado al estilo milanesa con guarnición
Un plato que nunca falla: pechuga de pollo empanada y dorada, crujiente por fuera, tierna por dentro
Ensalada fresca con pollo a la parrilla, picatostes crujientes y aderezo de mostaza
Ligera pero sabrosa: una ensalada equilibrada con pollo jugoso, picatostes dorados y un aliño de mostaza que aporta el toque justo de intensidad.

Mi mujer eligió un risotto con queso pecorino, pimienta y trufa fresca. Aromático, cremoso, con la trufa como protagonista. Un plato que demuestra el buen hacer del chef en la cocina italiana reinterpretada.

Y yo me decidí por uno de los mejores platos de salmón que he probado en los últimos tiempos: salmón asado lentamente, acompañado de un puré de patata al miso y jugo de manzana verde picante. El pescado estaba perfecto, con la piel crujiente y la carne jugosa, y el acompañamiento le daba un toque ácido y umami que redondeaba el conjunto de forma magistral. Un plato de esos que te hacen recordar por qué disfrutas tanto de comer bien.

Risotto cremoso con queso pecorino, pimienta negra y láminas de trufa fresca
Cremoso, aromático y lleno de sabor: este risotto combina la intensidad del pecorino con la fragancia inconfundible de la trufa fresca.
Salmón asado lentamente, servido con puré de patata al miso y jugo picante de manzana verde
Una propuesta delicada y llena de sabor: salmón perfectamente cocinado, con piel crujiente y un acompañamiento que mezcla dulzor, acidez y umami de forma magistral.

Sin postre… por esta vez

Aunque la carta de postres era tentadora, decidimos no pedir ninguno. Veníamos de una cena generosa la noche anterior en Cédo Negro 1985, y las raciones aquí también fueron abundantes. A veces, hay que saber parar a tiempo.

Buen ambiente, buen servicio y un local con alma

Algo que también merece destacarse de Athénée es su ambiente cuidado al detalle. La música suave, el servicio atento pero sin agobiar, y esa atmósfera elegante pero no pretenciosa que invita a quedarse un rato más. Es de esos sitios donde apetece alargar la sobremesa o volver por la noche a tomar un cóctel en la barra.

El restaurante combina muy bien la tradición con la modernidad, tanto en la cocina como en el diseño del espacio. Es fácil imaginarse allí tanto a turistas como a locales con estilo, disfrutando de una comida tranquila o celebrando una ocasión especial.

Datos de interés

Conclusión

Athénée es de esos restaurantes que uno no espera encontrarse por casualidad y que se quedan en la memoria. No es barato, eso hay que decirlo, pero merece cada euro invertido, tanto por la calidad de los platos como por la experiencia global. En un viaje a Atenas, es una parada más que recomendable si se busca algo especial sin caer en lo turístico.


José Cotino Escrivá, gastrónomo y blogger culinario.
José Cotino Escrivá, explorador de sabores y divulgador de la gastronomía

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