Restaurante Pahissa del Mas, cocina de raíces en el corazón de Pals (Girona)

Un rincón con historia entre arrozales del Empordà

Hay lugares que no solo se visitan: se viven. Así es Pahissa del Mas, un restaurante situado en Pals, en pleno corazón del Empordà (Girona), donde el paisaje rural y la historia se funden con una propuesta gastronómica honesta, de raíces y con carácter familiar. Llegar hasta allí ya es parte de la experiencia: campos de arroz a un lado y al otro, caminos polvorientos bordeados de cipreses, y al fondo, una masía de piedra con siglos de historia.

El restaurante se encuentra en la masía Mas Pou de Pals, una construcción del año 1352 que pertenece desde hace siete generaciones a la familia Pericay. En 2016, Jordi Vallespí y Rosa Maria Pericay decidieron abrir al público parte de su hogar para compartir no solo su cocina, sino también su forma de entender la vida: calma, autenticidad y respeto por la tierra. Tal como reza su carta de presentación: “Un proyecto familiar fruto del amor y el esfuerzo”.

El entorno es precioso: naturaleza en estado puro, el canto de los pájaros como única banda sonora y una paz difícil de encontrar en otros lugares. El día que fuimos, a principios de julio, el calor era intenso y apenas había unas pocas mesas ocupadas. Al terminar la comida, el propio Jordi salió de cocina a saludarnos y a interesarse por nuestra experiencia. Un gesto que habla del alma del proyecto: cercanía, cariño y atención al detalle.

Entrantes con sabor local y producto cuidado

La carta de Pahissa del Mas está pensada para disfrutar sin prisas, con platos que beben de la tradición catalana y del recetario del Empordà, pero con toques modernos y delicadeza en cada emplatado. El producto es el verdadero protagonista, con una clara apuesta por proveedores locales y cultivos propios, especialmente el arroz.

Para comenzar, pedimos un jamón ibérico de bellota acompañado del clásico pan con tomate. Sencillo, pero perfecto: buen corte, temperatura ideal y pan crujiente, con tomate frotado justo en su punto.

Seguimos con una menestra de verduras, que lejos de ser un plato anodino, resultó ser una sorpresa por la cocción perfecta de cada ingrediente y el equilibrio entre textura y sabor. Las verduras, seguramente del huerto o de proveedores cercanos, sabían a lo que tienen que saber.

Plato de jamón ibérico de bellota acompañado de pan con tomate, servido en el restaurante Pahissa del Mas.
Un clásico bien ejecutado: jamón ibérico de bellota cortado a cuchillo, acompañado de pan crujiente con tomate, ideal para comenzar la experiencia gastronómica.
Entrantes servidos en el restaurante Pahissa del Mas: menestra de verduras, carpaccio de gambas y dashi de cebolla de Figueres.
Delicadeza y sabor en los entrantes de Pahissa del Mas: una menestra con producto local, carpaccio de gambas frescas y un suave dashi de cebolla de Figueres.

Otros entrantes de su carta que vale la pena destacar (aunque no los probamos todos) son el foie mi-cuit con manzana de Torroella, un contraste clásico pero bien ejecutado; el tartar de remolacha con queso de cabra, huevas de salmón y berros, para los amantes de sabores más frescos y vegetales; o incluso alguna ensalada con tomates del huerto, que pudimos ver en otras mesas.

Arroces que honran la tierra

Como platos principales, nos decidimos por dos arroces, auténticas especialidades de la casa, cocinados con el arroz que cultivan ellos mismos en los campos que rodean la masía.

El primero, un arroz seco de pescado salvaje con boletus y trufa de verano, fue un plato redondo. El grano en su punto, ligeramente suelto, impregnado de un fondo profundo y sabroso. El toque de boletus y trufa añadía una dimensión más terrenal y aromática. No es un arroz ligero, es un arroz con intención.

El segundo, el arroz de langosta, no se quedó atrás. Marisco bien cocinado, con una textura firme y sabrosa, y un arroz que absorbía todo el jugo del caparazón. Una combinación que nunca falla, pero que en este entorno, con ese arroz tan especial, gana enteros.

Arroz seco de pescado salvaje con boletus y trufa de verano servido en el restaurante Pahissa del Mas.
Un arroz potente y lleno de matices: el pescado salvaje aporta profundidad, los boletus un sabor terroso y la trufa de verano un aroma envolvente. Una de las especialidades de la casa.
Arroz de langosta servido en el restaurante Pahissa del Mas, en Pals, Girona.
Arroz meloso con langosta, cocinado con el arroz propio de la finca y un fondo de marisco lleno de sabor

No hay una carta extensísima, pero lo que hay está muy bien pensado y mejor ejecutado. Otros platos principales que vimos salir de cocina incluían pescados de lonja o carnes de proximidad, como un solomillo de ternera de Girona.

Un final dulce con acento tropical

Para cerrar, nos decantamos por un postre fresco y aromático: coco, fruta de la pasión y licor crema. Una combinación tropical, bien equilibrada, que aportaba acidez, dulzor y un toque cremoso que ponía el broche de oro a una comida magnífica. Se nota mimo incluso en el apartado dulce, muchas veces descuidado en otros restaurantes.

Postre de coco, fruta de la pasión y licor crema servido en Pahissa del Mas.
Un final fresco y aromático: coco cremoso, fruta de la pasión con su acidez característica y un sutil toque de licor crema.

Datos de interés

Valoración final

Nota: 8/10
Precio medio por persona: 65 €

Pahissa del Mas no es solo un restaurante, es una experiencia completa: paisaje, historia, cocina sincera y hospitalidad. Es el tipo de lugar al que uno quiere volver, quizás en otra estación, para ver cómo cambian los colores de los arrozales o para probar otro de sus platos de temporada. En un mundo cada vez más acelerado, espacios como este nos recuerdan que el lujo está en lo sencillo, en lo auténtico y en lo bien hecho.


Crónica gastronómica escrita por José Cotino Escrivá para Sabores del Mundo

José Cotino Escrivá
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