Restaurante Arahy en Madrid: Alta cocina junto a la Puerta de Alcalá
Por José Cotino Escrivá
En pleno corazón de Madrid, justo al lado de la emblemática Puerta de Alcalá, se encuentra el restaurante Arahy, un templo gastronómico que ocupa el local donde en su día reinó el mítico Club 31. Esta ubicación privilegiada, entre la elegancia del barrio de Salamanca y la vitalidad del Retiro, convierte a Arahy en una parada obligatoria para los amantes de la buena mesa que pasean por la capital. A escasos metros también se encuentra el afamado Restaurante Aarde, lo que confirma que esta zona se ha convertido en un auténtico eje gourmet.

La atención del chef Mundy: cercanía y detalle
Detrás de los fogones y también del concepto del restaurante está el chef José Raimundo Ynglada, más conocido como Mundy, quien además es el propietario del establecimiento. Su atención fue excepcional durante toda la comida: cercana, profesional y muy acertada a la hora de recomendarnos qué platos probar. Incluso tuvo el detalle de prepararnos una tarta de queso para llevar a casa, que estaba absolutamente deliciosa y que hablaremos más adelante.
Un recorrido por los sabores de Arahy
Entrantes con alma
Comenzamos nuestra comida con los Tacos de atún rojo Arahy, un plato que la carta define como «imprescindible» y que, sinceramente, hace honor a esa distinción. El atún llega en crudo, marinado con una vinagreta cítrica muy equilibrada, sobre unas pequeñas tortillas suaves, acompañadas de cebolla encurtida y un punto cremoso de aguacate. El bocado es fresco, potente y elegante, marcando un inicio prometedor para lo que vendría después.
El segundo entrante fue una Alcachofa en flor a la plancha con queso Payoyo, un plato que brilla por la sencillez bien ejecutada. La alcachofa, limpia y tierna, llega con una capa crujiente exterior que se deshace en la boca. El queso Payoyo, con su sabor profundo y ligeramente ácido, potencia la personalidad del plato sin robarle protagonismo. Una combinación muy bien pensada y mejor resuelta.


El corazón de la propuesta
Continuamos con el Canelón de boletus, foie de pato a la plancha y su salsa trufada, posiblemente uno de los platos más reconfortantes de la jornada. El relleno es generoso, con un sabor muy marcado a setas y la untuosidad del foie que aporta profundidad y redondez. La salsa de trufa es suave, aromática, y acompaña sin saturar. Cada tenedor rasca el plato con ganas.
Después llegó el Tiradito de atún rojo, guayaba y wasabi, una propuesta más arriesgada pero igualmente equilibrada. La guayaba aporta un dulzor tropical que contrasta maravillosamente con el toque picante y sutil del wasabi. La calidad del atún vuelve a ser protagonista: cortado fino, casi transparente, y perfectamente fresco. Es un plato que mezcla técnica japonesa y guiños latinoamericanos con mucha personalidad.


Postres que emocionan
Para terminar, nos dejamos tentar por dos postres muy distintos pero complementarios. La famosa Torrija con helado de canela «Doña América» es un homenaje al clasicismo bien hecho. Esponjosa por dentro, crujiente por fuera y con un baño de leche aromatizada que recuerda a las meriendas de infancia. El helado de canela redondea un postre muy goloso y lleno de matices.
El segundo postre fue un flan de coco casero, de textura extremadamente cremosa y sabor delicado, sin excesos. Una receta que no necesita artificios y que se siente auténtica. Fue el broche perfecto para una comida que equilibra tradición, técnica y creatividad.


Y, como mencioné al inicio, Mundy tuvo el gran detalle de prepararnos una tarta de queso «La Bailona» para llevar, que degustamos al día siguiente en casa. Cremosa, con una base firme y un punto justo de dulzor, se trata de una de esas tartas que podrían tener vida propia en carta. Un plus que nos dejó un excelente sabor de boca, literal y metafóricamente.
Datos de interés
- Dirección: C. Alcalá, 58, Retiro, 28014 Madrid
- Teléfono: 915 31 60 85
- Web: https://arahyrestaurante.com/
- Instagram: @arahyrestaurante
- Precio medio por persona: 100 € (con vino)
- Nota final: 8/10
José Cotino Escrivá frente a la Puerta de Alcalá, después de una comida en Arahy, satisfecho y con la tarta de queso bajo el brazo. Porque los mejores sabores no solo se saborean, también se recuerdan.
